Las cafeterías especializadas en desayuno están de moda, así que en enero, G y yo decidimos hacer un 12 meses 12 desayunos. La idea surgió de un artículo en un periódico que hablaba de desayunos con encanto en Palma, y el primero en nuestra lista era Mama Carmen’s.
Mama Carmen’s está situado en la calle de Cervantes, 21, en el barrio de Santa Catalina. Es un lugar al que me apetecía mucho ir porque había visto que tenían mucha variedad de productos veganos.
Es un lugar muy pequeñito con decoración vintage. Tiene mesas dentro, aunque un poco estrechas dando la sensación de apelotonamiento, sin embargo tiene mas mesas en la plaza de enfrente.
El trato por parte del personal me pareció muy correcto y cordial. Tuvimos mucha suerte, pues fuimos una mañana de sábado y el lugar estaba a rebosar, una anulación de última hora nos permitió quedarnos en una de las mesas del interior del recinto.
La carta es vegetariana, tienen una gran variedad de tostadas dulces y saladas, granolas y un rincón de bollería muy interesante. En cuanto a las bebidas, una carta de café y té muy extensa, así como batidos y zumos naturales.
Nuestro desayuno
G estaba indeciso, Capuccino picante, Piccolo o algo llamado Dirty chocolate eran algunas de las opciones, al final se decantó por un Pumpkin Spice Latte. Yo pedí el clásico zumo de naranja natural.
Para comer pedimos un donut de azúcar vegano y unas tostadas de aguacate con salsa tahini, cúrcuma, umeboshi y gomasio negro.
Las tostadas eran de tamaño generoso, tan coloridas como apetecibles. Lo primero que le llamó a G la atención fue el gomasio negro, que contrasta con el color del aguacate y la mostaza. El plato estaba acompañado de fresas y granada. El pan recordaba a la clásica llesca de pan moreno mallorquín. La salsa tahini, que nunca habíamos probado, era similar a una mostaza de sabor fuerte y un pelín picante, a pesar de ello el gusto del aguacate estaba presente. El conjunto era muy suave y nos gustó mucho.

A pesar de no ser ningún experto en el café, G afirma sin ninguna duda que se tomó un buen café. Su aroma era intenso, y el gusto agradable. No era especialmente picante, pero el toque a calabaza sí que se podía apreciar.
El zumo de naranja era de buen tamaño, aunque llevaba hielo, y esto no me pareció necesario estando en enero y siendo yo una gran friolera. Opinión impopular: no me gustan los grumos en los zumos y este llevaba. Como curiosidad, la pajita era de metal.
He dejado para el final lo que más me gustó, el donut de azúcar vegano. Me pareció que estaba delicioso y poco más puedo añadir, salvo que unas semanas después G me sorprendió con uno de chocolate y me pareció que estaba más bueno todavía.
Conclusión
El desayuno completo nos costó 15.5€. No es una fortuna, pero sí que es algo más caro que otros lugares similares.
Podemos decir que sin duda disfrutamos de un buen desayuno, original y saludable, en un lugar con encanto, y por un precio razonable.
¡Seguramente volverán a vernos!